Agroindustria

Noruega inaugura en el Ártico la mayor reserva mundial de semillas

La primera caja: arroz

Durante el acto, Stoltenberg y Maathai depositaron conjuntamente la primera caja de semillas en la bóveda, que contenía semillas de arroz especialmente preparadas con variedades provenientes de 104 países. La caja se abrió durante la ceremonia y luego se volvió a sellar antes de ser colocada en la bóveda.

“El gran interés público en el proyecto de la bóveda de semillas indica que estamos cambiando colectivamente nuestra forma de pensar sobre la conservación ambiental. Ahora entendemos que, junto con movimientos internacionales para salvar especies en peligro de extinción y las selvas tropicales del mundo, es igual de importante conservar la diversidad de los cultivos del mundo para generaciones futuras”, dijo Maathai.

La bóveda, formada por tres salas situadas al final de un túnel de 125 metros cavado en una montaña, permanece fría con tan sólo un compresor de diez kilovatios, propulsado por electricidad generada localmente. Así, las semillas se almacenarán a menos 18 grados centígrados y selladas en paquetes de cuatro capas de aluminio especialmente diseñados.

Los paquetes son sellados en cajas y almacenados en estantes dentro de la bóveda. Cada bóveda está rodeada de permafrost ártico congelado, asegurando la viabilidad continua de las semillas en caso de que el suministro de energía eléctrica fallara. La baja temperatura y nivel de humedad dentro de las bóvedas asegurará una actividad metabólica baja, manteniendo a las semillas viables.

Si se almacenan correctamente y se mantienen a menos 20 grados centígrados), algunas semillas podrían permanecer viables por un milenio o más. Por ejemplo, la cebada puede durar dos mil años; el trigo, mil 700 años y el sorgo, casi 20 años años.

Férreo sistema de seguridad

Cualquiera que quiera tener acceso a las semillas tendrá que atravesar cuatro puertas cerradas: las pesadas puertas de acero de la entrada, una segunda a aproximadamente 115 metros dentro del túnel y finalmente dos puertas con esclusa de aire con clave. Las claves se encuentran codificadas para permitir el acceso a diferentes niveles de la instalación y no todas ellas abrirán todas las puertas. También hay detectores de movimiento instalados alrededor de la zona y las cajas de semillas dentro de los cuartos son escaneadas antes de ser introducidas a la bóveda de semillas.

Finalmente, dos artistas noruegos han trabajado juntos para llenar el techo y la entrada de la bóveda con acero, espejos y prismas altamente reflexivos, de modo que la instalación actúa como un faro, reflejando la luz polar durante los meses de verano, mientras que durante el invierno, una red de 200 cables de fibra óptica brindará a la pieza una luz verdosa-turquesa y blanca apagada.

Fuente: Europa Press

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