Y es que tan sólo en los últimos cinco años, por las condiciones económicas que privan en el campo y la expansión de la ciudad, los propietarios de parcelas ubicadas en la mancha urbana de Juárez se han visto desplazados de sus tierras.
Datos oficiales del distrito local de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), revelan que de 2004 a la fecha al menos mil hectáreas de campos agrícolas cambiaron su vocación para dar paso a fraccionamientos residenciales y zonas comerciales de alto nivel.
Con ello, en la mancha urbana de Juárez quedaron apenas 700 hectáreas de cultivo, las cuales se encuentran diseminadas al sur de la ciudad en parcelas rodeadas de edificios y avenidas por las que circulan miles de vehículos diariamente.
Es el mismo fenómeno registrado años antes en Zaragoza, donde el 80 por ciento de la superficie que era agrícola ahora es urbana.
“Los productores han tenido que echar mano de sus tierras y venderlas por necesidad, Juárez ha sido el municipio de la región donde más de la superficie agrícola ha sido desplazada por el fraccionamiento o el área urbana”, refiere Rodrigo García Aldaco, encargado del Distrito 04 Valle de Juárez de la Sagarpa, que comprende los municipios de Juárez —que incluye la sección de Samalayuca—, Guadalupe y Práxedis G. Guerrero.
Ninguno de los predios cultivados en la zona urbana corresponde a productores asentados en la ciudad, sino a productores del Valle que rentan las tierras.
Sin embargo, asegura, con todos los problemas y desplazamientos enfrentados por los agricultores, el campo en la región todavía se encuentra vivo aunque muy limitado. “Aquí el campo no agoniza, sobrevive porque todavía produce”, agrega.
Así, en medio de un panorama que algunos describen como desolador y otros catalogan como “difícil” y “frustrante”, los agricultores aseguran que están dispuestos a sacrificarse por mejorar sus condiciones.
“Es un esfuerzo que estamos haciendo para aprender este sistema de agricultura moderna al que todos podemos acceder, pero que no todos ambicionan porque muchos están decepcionados o amargados y prefieren rentar sus tierras o venderlas y luego irse a trabajar a la maquila”, agregan.
