Análisis

Ajolote podría extinguirse en cinco años

De no establecerse un proyecto para el rescate del ajolote, podría extinguirse en cinco u ocho años, advirtió el investigador de la UNAM, Luis Zambrano González

El ajolote ha estado presente en la cultura de nuestro país desde que los mexicas se establecieron en esta zona. Además, es considerado el hermano gemelo de Quetzalcóatl, y venerado como un dios.

Al pasar los años, Xochimilco —uno de sus principales hábitats— se encuentra en peligro, y con ello, este anfibio que podría extinguirse en aproximadamente ocho años.

De acuerdo con Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, el ajolote es importante porque en su ecosistema es el encargado de comerse los insectos del agua, quienes la ensucian. Así, Xochimilco se mantuvo cristalino durante años, pero al bajar la población del anfibio poco a poco el líquido se volvió turbio.

Por su parte, Miguel Rivas, integrante del equipo de Zambrano, refirió que existen tres causas por las cuales su población se ha visto mermada: la mala calidad del agua, especies extranjeras introducidas al sistema (las carpas que los devoran), y por último, el cambio de uso de suelo en las chinampas.

Las chinampas resultan importantes para los ajolotes porque funcionan como refugio, ahí pueden esconderse y abastecerse de comida.

Sergio Castillo, uno de los productores de la zona lacustre de Xochimilco, narró que esta práctica se transmitió de padres a hijos durante generaciones, pero en los últimos años algunos de ellos sintieron pena de su actividad.

Zambrano González y su equipo se han dado a la tarea de crear, en conjunto con los dueños de algunas tierras, diez refugios para los ajolotes. Además, han trabajado de la mano con los productores para mostrarles que pueden sembrar sus verduras sin utilizar agroquímicos o pesticidas.

En un primer ejercicio, los biólogos colocaron diez ajolotes que previamente criaron en el Instituto de Biología, y les dieron seguimiento para conocer cómo es su adaptación a dichos espacios.

Alejandra Ramos, colaboradora del proyecto, declaró que a los ajolotes se les coloca un chip para seguirlos y así identificar qué tipo de hábitat prefieren, y con ello, crear más refugios.

Descubrieron que los ajolotes prefieren áreas despejadas con plantas moderadas. Son más activos durante la tarde-noche y a cierta hora tienden a reunirse. De esta manera, “detectamos que los ajolotes subieron de peso, les crecieron las branquias y se pueden adaptar a la vida libre”.

Zambrano González declaró que este tipo de proyectos son importantes para lograr el rescate de estos animales.

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