Biotecnología

Semillas transgénicas, ¿alternativa ente el cambio climático?

Revolución Verde: utopía transnacional
Esta nueva Revolución Verde implica la utilización masiva de herramientas agrícolas como tractores, segadoras, invernaderos, sistemas de riego y variedades de semillas genéticas de alto rendimiento; elementos que en conjunto no forman parte del equipamiento de los campesinos mexicanos.

Además, para los pequeños productores, dichos elementos los conducirían a un endeudamiento y, lo más grave, al deterioro ecológico severo con consecuencias ambientales graves, al eliminar los métodos agrícolas tradicionales en donde se apoya la biodiversidad de los cultivos, como ocurre en la milpa mexicana, donde se combina el policultivo de frijol, maíz, calabaza y tomate, además de las plantas silvestres que la acompañan y que de manera genérica se denominan quelites, vegetales de hoja verde que alcanzan más de una veintena de variedades y contribuyen de manera importante a la alimentación de los campesinos; además der ser ampliamente comercializados en los mercados de todo nuestro país.

En contraste, la nueva propuesta consiste en un monocultivo, lo que origina una alteración en los ciclos biológicos con el consecuente desequilibrio en la ya de por sí mermada riqueza agrícola de los suelos mexicanos y latinoamericanos en general, ocasionada en buena medida por la destrucción paulatina, pero sostenida, de los bosques y selvas para utilizarlos como pastizales y áreas de cultivo, ocasionando procesos erosivos.

Esto también impacta en el represamiento de los ríos, modificando no sólo la cantidad sino también la calidad del caudal, ya que la vida media de las presas es de tan sólo 50 años, periodo que en México ya se cumplió para la mayoría de sus presas, convirtiendo dichos embalses en grandes receptáculos de agua anóxica —carente de oxígeno— y por lo tanto de vida, lo que va aparejado con el deterioro ambiental por el cambio en el uso y manejo del suelo y no del denominado cambio climático.

Además, los agroquímicos han contribuido de manera determinante en la salinización de los suelos y desde luego han percolado en muchas regiones de México hasta los mantos freáticos contaminando con ello las aguas de pozos y aljibes.

Las temidas semillas transgénicas
Las semillas transgénicas constituyen el eje central de esta segunda Revolución Verde y han sido creadas a partir de la bioingeniería. El desarrollo de dichas semillas busca modificar el comportamiento fisiológico del ciclo de vida natural de plantas como el maíz, donde los nuevos rasgos giran en torno a una aparente adaptación a condiciones climáticas y de suelo no existentes en las semillas originales.

Decimos aparente porque a la naturaleza le toma varios cientos de miles de años generar una adaptación biológica en cada especie, ya sea de plantas o animales, que cohabitan con otras especies antes de alcanzar no sólo un éxito en el ecosistema en el que cohabita sino además y, tal vez lo más importante, es que no altera el delicado equilibrio ecológico en el que conviven dentro de un delicado mecanismo de relojería.

Dicho mecanismo está conformado por elementos abióticos como el suelo, la cantidad de agua y la temperatura que conforman los ciclos estacionales a lo largo del año y a los cuales responden los insectos que polinizan, los hongos y bacterias que crecen asociados a las raíces de las diversas variedades de maíz y frijol cuya función es asimilar el nitrógeno, entre otras tareas; así como roedores, aves y serpientes que se alimentan de éstos, entre otros muchos componentes del entorno implicados en el método de la milpa.

De modo que los riesgos de introducir una semilla genética adaptada impactarían, sin lugar a dudas, no sólo la cadena alimentaria que participa directamente en la milpa sino de todo el ecosistema circundante.

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