Pecuario y Pesquero

Comer carnitas sin culpa

La carne de cerdo, ni dañina ni grasosa, dice académica de la UNAM

La carne de cerdo mexicana es fuente importante de proteínas, vitaminas, aminoácidos y minerales; además, su contenido de grasa intramuscular es similar o más bajo al de otras carnes como la de res, oveja, cabra y borrego, dijo María Salud Rubio Lozano, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Se consideraba a este alimento como portador de gran cantidad de sebo porque antes los animales eran criados no solo para la obtención de carne, sino de manteca y tocino, entre otros derivados. Sin embargo, desde hace más de 60 años hay líneas de cerdos, todas ellas comerciales, desarrolladas y seleccionadas para aportar poca cantidad de grasa”, mencionó en un comunicado.

Hoy, México es uno de los principales exportadores en el mundo y la carne que produce contiene menos de 2 por ciento de grasa en el lomo, mientras que la de res puede tener de 1.5 a 5 por ciento.

Rubio Lozano reconoció que hay líneas de cerdo como el “pelón mexicano”, que pueden tener hasta 8 por ciento de grasa intramuscular, “pero están destinadas solo a la elaboración de productos madurados, como jamones o tocinos”.

En América la carne de res es más valorada que la de puerco, cuando esta debería ser parte importante de la alimentación poblacional por sus propiedades nutrimentales, remarcó la también maestra en ciencias.

El menosprecio por este producto deriva de la mala información, aunque las confederaciones nacionales de porcicultores llevan años trabajando con la población y los médicos, pues en buena medida son ellos quienes han satanizado el consumo.

Además, si se comparan las propiedades nutricionales, es equiparable a la de cordero, ave y bovino. Todas son una fuente significativa de proteína, aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales; existen estudios que ofrecen evidencia de que con 100 gramos de carne al día se consigue el aporte necesario de estos nutrimentos, destacó.

Tampoco hay sustento científico para prohibir la carne de cerdo a enfermos, niños o adultos mayores; cualquiera puede consumirla sin riesgo porque cumple con las normas de calidad necesarias.

Es preciso desmitificar su consumo: hacer un esfuerzo por promocionarla, lograr que la gente deje de creer en ideas infundadas y brindarle información basada en hallazgos científicos, concluyó.

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