Actualmente pocos países se benefician de la pesca en aguas internacionales
De acuerdo con el derecho internacional de alta mar, 64 por ciento de la superficie del océano se define como patrimonio común de la humanidad. Dicha definición podría proporcionarle suficiente protección si alta mar estuviera fuera del alcance del hombre. Sin embargo, la aparición de mejores barcos pesqueros con capacidades de mapeo whizzier durante las últimas décadas ha iniciado un periodo de pesca libre para todos.
La introducción de derechos de propiedad privada suele ser la respuesta a esta tragedia, es el principio detrás de los derechos exclusivos otorgados a estados costeros para mantener las aguas territoriales. Diversas organizaciones regionales intentan gestionar las poblaciones de peces en alta mar. Sin embargo, como resultado de las competencias e intereses creados el saqueo continúa, desde el año 2010 la pesca de atún y especies afines en alta mar ha aumentado del 28 al 36 por ciento.
Los subsidios a la pesca llegan a 30 mil millones de dólares al año, los cuales se reparten entre los países más ricos. Sumado a la reducción de los costos de los combustibles la opción de pescar en alta mar queda abierta para unos pocos países afortunados. Entre los años 2000 y 2010 Estados Unidos, Francia y España acapararon la mayor parte de las capturas en alta mar a pesar de que África tiene más pescadores que Europa y América juntos.
Desde 2014 menos del 1 por ciento de alta mar disfrutó de protección legal. Una revisión de 144 estudios publicados desde 1994 sugiere que para preservar y restaurar los ecosistemas el 30 por ciento de los océanos deben ser designados como áreas marinas protegidas.
El avance hacia la protección de alta mar contra la explotación de unos cuantos no será una tarea fácil. La industria pesquera buscará la protección de sus intereses. Por otra parte, se debe concientizar a los gobiernos de la importancia de declarar áreas marinas protegidas. Mientras tanto la demanda de pescado en el planeta sigue en aumento.
Paralelo a los esfuerzos para proteger a las poblaciones silvestres de peces se necesita fomentar el desarrollo de la agricultura, la cría controlada de peces. Mediante el impulso a la investigación y la infraestructura para la acuicultura los gobiernos podrían acelerar una tendencia positiva para hacer de esta actividad el mejor guardián de las reservas en alta mar.
Con información de economist
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