Las regiones italianas son de las que más férreamente se oponen a las sanciones antirrusas debido a sus enormes pérdidas, no sólo en el sector alimenticio, sino también en el sector textil o de calzado
Los nuevos contratos de “mil millones de euros” con los que el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, regresó de la ciudad rusa de San Petersburgo hace dos semanas son insuficientes en comparación con “la brecha” formada en el año 2014 debido a la “guerra de las sanciones” entre Europa y Rusia tras el inicio del conflicto ucraniano.
Pese a las reiteradas pruebas aportadas por Rusia para demostrar que no estaba implicada en la guerra civil de Ucrania, la Unión Europea y Estados Unidos aprobaron una serie de sanciones antirrusas. A su vez, Moscú respondió con el embargo completo de todos los productos alimenticios importados de la UE.
Como consecuencia de las sanciones, las exportaciones italianas a Moscú prácticamente “se han desplomado”, “han disminuido en un 34 por ciento, pasando de 10 mil 700 millones de euros en 2013 a siete mil 100 millones en 2015”.
Según estadísticas, en 2015 el sector de la maquinaria perdió 648 millones de euros; el textil, 539 millones (menos del 31 por ciento); el de transporte, 399 millones (menos del 60 por ciento); el de calzado, 369 millones, y el de muebles, 230 millones de euros. Asimismo, el sector de la agricultura perdió el 34 por ciento del volumen de exportación (600 millones de euros en dos años).
