Política Agropecuaria

Combaten hambre en Somalia

FAO aprueba 22 millones de dólares para ampliar operaciones y evitar la hambruna

La FAO ampliará sus operaciones en las regiones de Somalia afectadas por la sequía gracias a una contribución de 22 millones de dólares aprobada esta semana por el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF, por sus siglas en inglés), que complementa las aportaciones ya realizadas por el Fondo especial para actividades de emergencia y rehabilitación (SFERA) de este organismo internacional.

Esta iniciativa forma parte de la respuesta internacional para prevenir otra hambruna en Somalia, apenas cinco años después de que otra anterior devastara el país. La acción de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pretende aumentar el apoyo a los medios de subsistencia rurales y restablecer la producción alimentaria, asegurando al mismo tiempo que las familias tengan cubiertas sus necesidades inmediatas de alimentos y agua.

En todo Somalia, se calcula que 6.2 millones de personas sufrirán inseguridad alimentaria aguda hasta junio de 2017. De estas, cerca de tres millones se encuentran en la Fase 3 (crisis) y Fase 4 (emergencia) de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF). Esto supone un aumento de más del doble en comparación con hace seis meses. La Fase 5 de la CIF es ya la situación de hambruna.

El jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), secretario general adjunto y coordinador de Ayuda de Emergencia, Stephen O’Brien, afirmó que se libera el préstamo del CERF a la FAO “como parte de los esfuerzos para evitar una catástrofe humanitaria en Somalia”.

La mayoría de los 6.2 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda viven en las zonas rurales de Somalia, donde los niveles de hambre han aumentado sobre todo debido a las pérdidas en la producción agrícola y ganadera y otras fuentes de alimentos e ingresos a causa de las sucesivas sequías.

Las alarmas tempranas avisan de forma clara y rotunda: en el peor de los escenarios, donde la tradicionalmente principal estación de lluvias Gu (abril-junio) traiga precipitaciones muy escasas; el poder adquisitivo caiga aún más a niveles vistos en 2010/2011, y la ayuda humanitaria no sea capaz de llegar a los necesitados, la población puede padecer o verse amenazada por una situación de hambruna.

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