Política Agropecuaria

Refugiados guatemaltecos ahora son mexicanos

Con apoyo de la Sagarpa, Emilia y Nicolás encontraron oportunidades productivas para salir adelante en su nuevo hogar

“Tuvimos que huir de Guatemala por la guerrilla. No teníamos tierra ni casa, andábamos rentando con los mexicanos. Cuando llegó PESA nos empezaron a impulsar a trabajar y apoyarnos con proyectos donde nosotros vemos que sí nos ha cambiado la vida”, platica Emilia Felipe José, indígena akateka.

Ella, como su esposo Nicolás Gómez Domingo, tuvieron que salir de su país en 1982 e introducirse en México, para salvar su vida, tenía ocho años de edad. Aun así no estaban seguros. “Estábamos acampando en potreros, algunos de nuestros familiares se murieron, porque nos vinieron a atacar también adonde estábamos, la guerrilla se metía a atacarnos, nos íbamos a dormir a los árboles bajo la lluvia”, dice Emilia y sus ojos parecen llenarse nuevamente de ese miedo que debió sentir hace 35 años.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), estima que en la década de 1980, 46 mil personas llegaron a México, provenientes principalmente de aldeas y cantones de los Departamentos de Huehuetenango y Quetzaltenango.

Nicolás tenía 11 años cuando llegó a México, indígena chuj, recuerda que sus papás y sus cuatro hermanos y hermanas cruzaron a Chiapas, junto con sus tíos y tías en el mes de agosto.

Con el apoyo del gobierno mexicano, la Diócesis de San Cristóbal y la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR), las familias de Emilia y Nicolás, junto con otras 22 familias lograron comprar 78 hectáreas en San Lorenzo, municipio de La Trinitaria, en Chiapas. Ahí fue donde se conocieron.

En 2005 se nacionalizaron. Ya son mexicanos con derecho a participar en los programas sociales.

En 2011 reciben su primer apoyo del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), el cual es implementado por la Sagarpa con el acompañamiento técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el propósito de contribuir de manera sustancial al desarrollo de las comunidades rurales más pobres del país, atendiendo principalmente el desarrollo de capacidades de la población rural en localidades de alta y muy alta marginación para el mejoramiento de sus condiciones de vida.

Hoy en día San Lorenzo es una comunidad de 52 familias que provenían de Guatemala, con un total de 180 habitantes. Diecinueve de estas familias participan en PESA y han logrado integrar dos cooperativas para comercializar sus productos.

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