Sector Rural

Volver a la vida de agricultor

La agricultura de conservación en Indonesia ofrece a los agricultores opciones distintas a la migración

Munggah aq Amaq Genap, un campesino de 58 años de la aldea de Sekaroh en Indonesia, parece serio, pero está contento. Tiene el físico de alguien que ha sido agricultor durante toda su vida. Amaq sembraba maíz una vez al año. Si llovía, su cosecha era buena. Si no, su cosecha era mala. Pero con los cambios en el clima, se dio cuenta que apenas podía cultivar suficiente maíz para cubrir las necesidades de su familia.

En los últimos años, el cambio climático ha afectado la llegada de las lluvias y en qué cantidad llueve. Los patrones de las temperaturas están cambiando, los niveles del mar están subiendo y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes. Indonesia ya es de por sí propensa a eventos como tsunamis, terremotos, inundaciones y deslizamientos de tierra. A medida que el cambio climático se intensifica, también lo hace la frecuencia y la magnitud de estos sucesos. Los países en desarrollo y los estados insulares como Indonesia son los más afectados.

Con lluvias cada vez más impredecibles y más de siete meses secos al año, los agricultores indonesios han estado luchando para salir adelante. Para Amaq, la situación se estaba volviendo muy difícil. Simplemente no ganaba suficiente dinero con su granja.

Del mismo modo que muchas otras personas que sienten que no les queda otra opción, Amaq decidió migrar para tener más ingresos e intentar mejorar la vida de su familia. Tomó la arriesgada y valiente decisión de irse a Malasia para trabajar en la construcción.

“Ser un trabajador migrante lejos del hogar y los seres queridos es como sufrir una gran penuria. No lo disfruté en absoluto”, dice.

Más del 75 por ciento de personas pobres que sufren inseguridad alimentaria del mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura y los recursos naturales para su sustento. Una gran parte de ellos se convierten en migrantes.

Al ayudar a los agricultores a encontrar mejores técnicas que aumenten su resiliencia ante el cambio climático y mejoren sus ingresos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está fortaleciendo las comunidades rurales y ofreciendo a las personas la opción de permanecer en casa.

Estas nuevas técnicas sirven para compensar los efectos del cambio climático en la agricultura y al mismo tiempo, ayudan a reducir el impacto de la agricultura en el medio ambiente, como las emisiones de gases de efecto invernadero. La FAO la denomina “agricultura climáticamente inteligente” (CSA, por sus siglas en inglés).

Después de un tiempo en Malasia, Amaq decidió regresar a su aldea y recuperar su pasión por la agricultura. Decidido a convertir su granja en un éxito, pidió un préstamo al banco, utilizando sus tierras como aval. Amaq todavía cultivaba sus campos de una manera tradicional cuando supo de las técnicas de agricultura de conservación de la FAO. Decidió probar este nuevo enfoque.

La agricultura de conservación (AC) es parte del enfoque más amplio de la “agricultura climáticamente inteligente”. Enseña a los campesinos a alterar el suelo lo menos posible, a mantenerlo cubierto y a mezclar y rotar los cultivos. Estos métodos logran altos rendimientos agrícolas, a la vez que reducen los costos de producción, mantienen la fertilidad del suelo y conservan el agua. Es una forma de conseguir una agricultura sostenible y mejorar los medios de vida. Desde finales de 2013, se introdujeron técnicas de AC en las provincias de Indonesia con muy buenos resultados, pero requieren un cambio en la forma de pensar.

“Al principio tenía dudas sobre la AC. ¿Cómo puede funcionar sin labrar el suelo y la granja cubierta de los residuos de la cosecha?”, se preguntaba.

Sin embargo, para la temporada de siembra de 2015-2016, Amaq empezó a aplicar técnicas de AC. En lugar de arar el suelo, usó residuos de cultivos como mantillo y aplicó fertilizantes orgánicos para proporcionar nutrientes al suelo. También sembró chiles entre el maíz que había recolectado previamente, un método para minimizar la erosión del suelo y aumentar su fertilidad.

Hubo una prolongada sequía durante esta temporada y la probabilidad de perder la cosecha era muy alta. Para su sorpresa, a pesar que las cosechas de alrededor fallaban, el maíz en su granja siguió creciendo. Estos resultados lo animaron a seguir usando técnicas de CA en la siguiente temporada. Amplió sus tierras a una hectárea y plantó un tipo diferente de semilla de maíz. Su cosecha media fue de 7.6 toneladas por hectárea, lo que le permitió obtener dos mil 76 dólares.

El gobierno de Indonesia planea ahora ampliar la técnica como parte de la intervención de CSA e incorporarla a las prácticas agrícolas en todo el país para apoyar el programa nacional de seguridad alimentaria.

Al invertir en la población rural y en sus medios de subsistencia, la FAO trabaja para ofrecer opciones a las personas.

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