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Reducir la pérdida de alimentos acabará con el hambre

Reducir desperdicio es clave para acabar con el hambre y la desnutrición antes de 2025

Para acabar con el hambre y la desnutrición para el año 2025, el objetivo del Compact2025 impulsado por el Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés), reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, debe ser parte de la solución. A escala mundial, alrededor de un tercio de todos los alimentos se pierde o se desperdicia cada año, representando una cuarta parte de las calorías que estarían disponibles para el consumo humano. En un mundo donde una de cada nueve personas pasa hambre, la pérdida de alimentos y el desperdicio son temas urgentes para la reducción del hambre.

La pérdida de alimentos implica carencias en la nutrición, debido a la pérdida de cultivos nutritivos o al deterioro de la calidad. Alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras tienen la mayor pérdida y desperdicio de los tipos de alimentos. Además, si bien hay poca información sobre las pérdidas de micronutrientes en las cadenas de valor de los alimentos, los estudios han estimado que la insuficiencia de vitamina A se produce a causa de la pérdida y el desperdicio de alimentos. Considerando las deficiencias de micronutrientes en todo el mundo, las pérdidas de nutrientes podrían tener impactos significativos en los esfuerzos para reducir el hambre y la desnutrición ocultas.

Las preocupaciones por la inocuidad de los alimentos también conducen a pérdidas de calidad y pueden tener impactos devastadores sobre la nutrición y la salud. Por ejemplo, la contaminación por aflatoxinas en África es una preocupación importante debido a los riesgos para la salud derivados de la exposición, así como a la falta de incentivos de mercado para mejorar las normas de seguridad. Sin las mejoras a lo largo de la cadena de valor del producto, esto impide que los consumidores, así como los pequeños agricultores, se beneficien plenamente de los alimentos nutritivos de alta calidad.

Además, alrededor de 940 mil millones de dólares de alimentos se pierden cada año a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos. En los países en desarrollo, las pérdidas de alimentos tienen importantes repercusiones en los ingresos de los pequeños agricultores, que dominan la producción de alimentos y representan una gran proporción de las poblaciones pobres y desnutridas. Las pérdidas en las fincas reducen la cantidad de cultivos que se venden, mermando así los ingresos de los agricultores, especialmente los pequeños.

Es fundamental reducir las pérdidas de alimentos para mejorar la seguridad alimentaria, la nutrición y los ingresos de los pequeños agricultores. Sin embargo, en los países en desarrollo todavía no está claro cuál es la magnitud de esta problemática y dónde ocurre exactamente a lo largo de la cadena de valor para diferentes cultivos y países, por lo que es difícil diseñar políticas y programas específicos para reducir la pérdida de alimentos.

Para abordar estas brechas de conocimiento, los investigadores del IFPRI han avanzado en el desarrollo de mejores metodologías que incluyen pérdidas de alimentos antes de la cosecha. Un estudio reciente sobre los principales cultivos en Ecuador, Perú, Guatemala, Honduras y Etiopía encuentra que las pérdidas son más altas entre los productores y la mayor parte del deterioro ocurre antes de las etapas de cosecha de la cadena de suministro que se omitieron en estudios previos de pérdida de alimentos. Otro estudio con base en Malawi encontró que las pérdidas de producción se concentran en la cosecha y procesamiento de maní y maíz, y el daño fue mayor durante el procesamiento de la soya.

Para ayudar a abordar estos desafíos clave, la comunidad internacional acordó reducir a la mitad las pérdidas de alimentos y los desechos mundiales para el año 2030 con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3.

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