Tecnología

Desarrollan tecnosuelos para evitar inundaciones en la CDMX

Los tecnosuelos pueden diseñarse con desechos de la misma metrópoli, a la medida de una necesidad específica

Investigadores de la UNAM desarrollan tecnosuelos, mezclas de residuos orgánicos e inorgánicos, con la idea de crear milpas urbanas, jardines, azoteas verdes, y labores de revegetación a fin de evitar inundaciones o encharcamientos en la Ciudad de México.

Los también conocidos como “suelos artificiales” o “a la medida”, son producidos (mediante talleres de investigación con estudiantes) desde hace cinco años por integrantes del grupo de trabajo “Suelo y Ambiente”, del Instituto de Geología (IGL).

Los universitarios prueban siete tecnosuelos, creados con diferentes combinaciones: por un lado, residuos orgánicos, como la composta proveniente de una de las plantas de la Ciudad de México; lombricomposta, en cuya producción se emplea la lombriz roja o californiana (Eisenia foetida); aserrín, que por su baja densidad favorece el crecimiento radical de las plantas; y biocarbón, obtenido por la descomposición térmica (pirólisis) de cualquier residuo orgánico y utilizado para mejorar las propiedades de los suelos.

Por el otro, residuos inorgánicos provenientes de excavaciones, construcciones y demoliciones, como trozos de ladrillos, concreto y muros, que son triturados para que puedan mezclarse con los primeros. Cada uno se comporta de distinta manera.

Antes de experimentar con suelos artificiales para cultivar en una milpa urbana maíz, frijol y calabaza, se hizo un inventario de desechos orgánicos e inorgánicos de la Ciudad de México.

El grupo de trabajo del IGL desarrolla suelos artificiales no solo para promover la agricultura urbana, sino para regenerar jardines y construir nuevos parques, y para rehabilitar zonas contaminadas por la industria.

En las urbes muchos suelos se encuentran compactados, como si fueran de cemento; aquí, los artificiales pueden usarse para plantar árboles nativos y recuperar algunas funciones ecológicas, además de crear azoteas verdes y reverdecer zonas grises, detalló.

Los tecnosuelos pueden diseñarse con desechos de la misma metrópoli, a la medida de una necesidad específica, como crear un corredor de polinizadores o desarrollar suelos con capacidad para amortiguar lluvias y favorecer la recarga de acuíferos.

De igual manera, los suelos artificiales evitarían el saqueo de “tierra negra” y “tierra de hoja”, que se venden en Xochimilco; asimismo, ayudarían a aprovechar los desechos de construcción, como el cascajo, que al tirarse a la intemperie y en canales naturales genera compactación, inundaciones o encharcamientos.

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