Tecnología

Investigadora mexicana obtiene bioetanol a partir de jugo de tuna

Clara Guadalupe Escárcega Ramírez, de 19 años, desarrolló un proyecto que emplea energía solar para obtener bioetanol a partir del jugo de la tuna

Redacción 2000 Agro

México.─ La investigadora mexicana Clara Guadalupe Escárcega Ramírez desarrolló un proyecto que emplea energía solar para obtener bioetanol a partir del jugo de la tuna, como una alternativa para sustituir el uso del maíz.

Con esta investigación, la joven de 19 años ─que actualmente estudia ingeniería química en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco (UAM-A)─, busca ofrecer una fuente de ingresos adicional a los productores de tuna del valle de Teotihuacán, Estado de México, pues al ser una zona que produce al menos 200 mil toneladas del fruto al año, enfrentan problemas para comercializarlo.

De acuerdo con información de la Agencia Investigación y Desarrollo (ID), fue durante sus estudios de bachillerato, en la Preparatoria Oficial 19 del Municipio de San Martín de las Pirámides, que Clara Escárcega tuvo la inquietud de investigar sobre la estrategia efectuada por Aigarasul, principal productor y exportador mundial de caña de azúcar en Brasil.

“Lo que hizo esta compañía al notar la poca rentabilidad que dejaba la venta de caña para su transformación en sacarosa fue crear un biocombustible a partir del mismo recurso”, expresó la joven mexiquense.

Con esta referencia, planteó un desarrollo para extraer el etanol que contiene el jugo de la tuna. Pero destacó que lo más relevante del proyecto es el empleo de energía solar en el proceso de destilación.

Explicó que la tuna es rica en azúcares, al contar con 65 por ciento de glucosa, principal fuente de energía para la obtención del biocombustible. “Entre más azúcar tenga el fruto mayor será el bioetanol conseguido”.

Para lograr un litro del biocombustible requirió de alrededor de diez kilos de tuna, pero primero realizó un método de fermentación donde el extracto del fruto se combinó con levadura de cerveza y se colocó en una incubadora por 24 horas.

Este proceso químico permitió que se formaran los alcoholes y ácidos orgánicos a partir de los azúcares, de manera que estableció una destilación simple para separar las sustancias y excluir el etanol, agregó Escárcega Ramírez.

Sin embargo, después de evaluar el alcohol por cromatografía de gases ─una prueba que ayuda a conocer el porcentaje de etanol, agua y otras sustancias─, “sólo logramos alcanzar 65 por ciento de un total de 99, cantidad mínima requerida para ser empleada como biocombustible”, refirió.

Para lograrlo, acudió con Elihú Bautista Redonda, estudiante de doctorado en el Instituto de Química de la UNAM, quien la orientó para realizar una destilación más rigurosa. Además, visitó al investigador Manuel Gordon Sánchez, especialista en energía de la UAM-A, quien le prestó un horno solar en forma de parábola que favoreció en el ahorro de energía eléctrica.

“Aunado a ello, agregamos un tamiz molecular, es un material que contiene poros pequeños para absorber el agua remanente del etanol y así lograr la pureza deseada”, añadió Clara.

Esta investigación llevó a la joven mexicana a ganar en la Feria Mexicana de Ciencias e Ingenierías 2010, organizada por el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt), Intel Educación México y Ciencia Joven, lo que le dio la clasificación para la competencia internacional en Estados Unidos.

Posteriormente, Clara obtuvo el tercer lugar en la categoría de Energía y Transporte en la Feria Internacional de Ciencias e Ingenierías 2011, organizada por Intel el pasado mayo, en Los Ángeles, California.

Así, tras concursar con más de mil 600 estudiantes de 65 países, la joven investigadora destacó que su proyecto propone un combustible amigable con el medio ambiente como alternativa al uso del maíz.

2000 Agro (Con información de la Agencia ID)

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