Contar con opciones de riego por gravedad que brinden mayor eficiencia en el uso del agua y racionalidad en el consumo de energía es una necesidad para el productor agrícola.
Trabajos de investigación del Laboratorio de Ingeniería de Riego de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) han demostrado que la rentabilidad económica en el cultivo del maíz está asociada a la aplicación de métodos de riego tecnificados, como es el caso del riego por descargas intermitentes.
Algunos resultados obtenidos por ese centro de investigación refieren que en maíz es posible incrementar la productividad entre 10 y 20 por ciento con el uso de riego intermitente; ahorrar 15 por ciento en agua y también representa un importante ahorro en energía, señala el doctor Eduardo Arteaga Tovar, profesor investigador del Departamento de Irrigación de la UACh.
El productor agrícola, anota, debe tomar en cuenta que el sistema de riego a elegir depende de las condiciones de cada región y no en todos los casos la alta tecnología funciona de manera óptima.
El riego intermitente es la aplicación discontinua y alternada de agua a grupos de surcos o melgas, simétricamente ubicados respecto a un punto de control, bajo una serie de ciclos de tiempo con duración constante o variable, hasta que el riego se completa.
El cambio del flujo en el riego, por lo general es proporcionado por una válvula de descargas intermitentes y un controlador automático, ubicados en el punto de control del riego. Los ciclos de tiempo constante (que arrojan a distancias variables) se recomiendan para distancias menores a 400 metros, y los ciclos de tiempo variable (que arrojan a distancias constantes) se recomiendan para distancias de surco mayores de 400 metros; estos últimos brindan una mayor eficiencia de aplicación.
Al evaluar en forma técnica y económica el riego intermitente en comparación con el sistema convencional, en el cultivo del maíz en la zona de Chapingo, Estado de México, los investigadores han obtenido los siguientes resultados:
1) La productividad de la tierra fue 6.8 por ciento mayor en el riego intermitente con relación al flujo continuo.
2) La productividad del agua se incrementó 77.7 por ciento para el primero con relación al segundo.
3) La productividad de la energía fue 87 por ciento superior en el riego intermitente.
4) La eficiencia de aplicación fue 61 por ciento mayor para el flujo intermitente, alcanzando un nivel de 74 por ciento.
5) El avance observado en el riego intermitente para el doble de surcos no mostró diferencias significativas con relación al riego convencional, pero sólo en la mitad de los surcos.
Los especialistas señalan que existe la necesidad, cada vez más exigente, de resolver las bajas eficiencias de aplicación en la parcela para el riego por gravedad, lo cual ha hecho que se desarrollen opciones de riego presurizado pensando exclusivamente en un uso más eficiente del agua, pero poco se pensó y analizó lo que significaba contar con un problema, que probablemente no se tenía, esto es el uso de energía. Esta tecnología ayuda a resolver el consumo de ésta.
Desarrollo del riego intermitente
En el sur de Estados Unidos, a principios de los ochenta se fue desarrollando el riego intermitente, originado en el concepto de gasto reducido, y de cómo este método incrementaba las eficiencias a niveles comparables con el riego por aspersión.
El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) en el año de 1987, tratando de introducir este método de riego, apoyó la implementación de siete unidades experimentales, cuatro en Sonora, dos en la Comarca Lagunera y uno en Chihuahua.
En el sur del estado de Sonora se había implementado para el cultivo del trigo, y se utilizó el método de riego por descargas intermitentes para el segundo y el tercer riego, y ello generó un aumento en la productividad de la tierra de alrededor de 15 por ciento y un ahorro de agua de 18 por ciento, con un incremento en la eficiencia de aplicación, para el segundo riego, que permitió llegar a 83 por ciento.
