En dos variedades de tomate, la producción bajo techo retráctil mostró un incremento en la producción ligeramente superior a 100 por ciento y de manera significativa, el rendimiento final mostró un sesgo importante a las tallas y calidades de exportación, además de que respecto al cultivo testigo, entró en producción comercial tres semanas antes.
Una estructura con el potencial para duplicar la producción nos debe llevar a cambiar muchos de los criterios tradicionales de evaluación económico-financiera de los proyectos de inversión en invernaderos. Costos de inversión aparte, una aportación marginal potencial de producción deriva en dos factores determinantes para el éxito: reducir los tiempos de repago de financiamientos y a disminuir hasta en 50 por ciento los costos de producción.
Con base en estos resultados, podemos asegurar que la tecnología de techos retráctiles en agricultura protegida es una alternativa viable —y adaptable— a la diversidad climática de nuestro país.
Principios para optimizar el crecimiento y la calidad en invernaderos de techo retráctil
1. Los elementos necesarios para la fotosíntesis (luz, CO2 y agua) impactan la velocidad de crecimiento de las plantas.
2. El estrés de la planta afecta el crecimiento y generalmente está relacionado con la calidad de la planta.
3. El desarrollo de las plantas es afectado de manera primaria por la transpiración, el estrés hídrico y los cambios de temperatura en las hojas y el suelo.
4. La tasa de transpiración está determinada por la radiación solar, el viento, la humedad relativa y la temperatura del aire. En el invernadero no podemos medir fácilmente la transpiración, pero observando las plantas podemos determinar a qué nivel de transpiración han estado sujetas.
5. Una tasa de transpiración insuficiente ocasiona que las plantas desarrollen hojas más grandes, cutículas más delgadas, internados más largos, una menor relación tallo-raíz y crecimiento vegetativo, entre otros.
