Agroindustria

Propuesta para renegociar El sector cervecero en el TLCAN

La corona de las exportaciones agroalimentarias de México es la cerveza. Casi mil millones de dólares o 12 por ciento de las divisas generadas por ese sector se obtienen por medio de las ventas de esta bebida al exterior. No obstante, el beneficio real para el país es mínimo y tiende a decrecer.

La industria se reduce a un duopolio de empresas controladas por el capital transnacional: el Grupo Modelo es en 51 por ciento propiedad de Anheuser-Busch de Estados Unidos, y FEMSA pertenece en 30 por ciento a Labatt de Canadá.

Por otro lado, la cerveza “mexicana” se produce cada vez menos con materias primas de México. En 1998 se llegó a importar más de 50 por ciento del consumo aparente nacional de los insumos equivalentes a la cebada, principal materia prima para la cerveza. Hay una estrecha relación entre el inicio de las exportaciones de cerveza y de las importaciones de malta en los años ochenta. Solamente por las sequías en Estados Unidos se pudo revertir esa tendencia a partir del año 2001.

Mientras que la industria cervecera de México está en alerta máxima desde 2001 por las prolongadas sequías en Canadá, Estados Unidos y Australia que agotaron por completo las existencias de cebada y malta en el mundo y cancelaron las posibilidades de importar a precio dumping las materias primas, el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, a pesar de estar en un ambiente tenso por la exigencia de diferentes grupos y asociaciones campesinas de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN), utilizó la industria de cebada-malta como un ejemplo para mostrar los supuestos beneficios que puede ocasionar el tratado comercial. Dijo:
«En el año 2000 se importaron 480 mil toneladas de cebada malta; en 2001 se importaron 325 mil y en 2002 se importaron 20 mil. La razón de ser de esto no es porque la secretaría ha hecho magia, ni porque los productores hayan hecho magia, lo que pasa es que al estar el producto nacional disponible, al encontrar un precio atractivo, una seguridad en la transacción comercial, se dio. Y entonces la industria tuvo esa visión de estar invirtiendo en sus proveedores, en la logística de almacenaje y de transporte para el producto y creo que vamos muy bien.”

La negociación de cebada-malta en el TLCAN

Fue uno de los productos mejor negociados dentro del TLCAN. Se estableció un esquema de protección hasta finales de 2002 por medio de un arancel-cuota, cuyo cupo fue agregado, considerando una equivalencia entre cebada y malta de 1 a 0.7. El arancel fuera de la cuota fue muy alto y la desgravación fue lenta para los primeros seis años. El cupo mínimo fue de 120 mil toneladas para Estados Unidos y 30 mil para Canadá, y se aceptó un crecimiento anual de 5 por ciento para cada país.

Sin embargo, la negociación no fue apropiada para los productores mexicanos, ya que se negoció cupos mínimos de importación libres de arancel en vez de cupos máximos, dejando abierta la posibilidad de aumentar cada año los volúmenes que debían importarse. Así, se negoció una carta en blanco para la industria cervecera y las instancias gubernamentales a cargo de autorizar los cupos, desde 2000 la Secretaría de Economía, sin ninguna garantía de protección para los productores de cebada.

Por otra parte, la cebada quedó fuera de los apoyos otorgados al ingreso de los productores de granos por medio de Procampo durante otoño-invierno de 1993 y primavera-verano de 1994, aunque se le había considerado en una versión original de este programa de subsidios del año 1993. Solamente después de marchas y tomas de carreteras, o sea de presión política, se incluyó a la cebada al esquema de Procampo. No obstante, quedó excluida de la ayuda a la comercialización de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) hasta la fecha.

Resultados del TLCAN en la cadena cebada-malta

Durante los años de transición a libre comercio las importaciones de cebada y malta rebasaron por mucho los cupos negociados, aunque su comportamiento es irregular, debido a varios factores. Empero, entre 1994 y 2002 México importó 1.4 millones de toneladas por arriba del cupo negociado.

Las importaciones entraron, por lo general, por medio de cupos adicionales y no pagaron arancel. Para el año 2002 la Secretaría de Economía (SE) autorizó un monto de 221,618 toneladas para importarse de Estados Unidos y Canadá, el 28 de agosto de 2002, 14,300 toneladas adicionales y el 19 de noviembre aprobó otras 23,197 toneladas adicionales sin cobrar arancel.

El no pago del arancel negociado entre 1994 y 2002 significa en el caso de la cebada una pérdida fiscal de al menos 153 millones de dólares, que coincide prácticamente con el monto que el gobierno mexicano gastó para subsidiar la cebada por medio del Procampo (162 millones de dólares) durante los años en que se le consideró.

Las importaciones a bajos precios y la falta de apoyos desestimularon la producción nacional. Durante el periodo de 1994 a 1999 la producción fue 100 mil toneladas menor que en los años base de la negociación del TLCAN, 1989-91. Como tendencia más reciente se observa un incremento en las importaciones de malta, lo cual indica que la industria cervecera se abastece directamente de las importaciones.

El impacto más notable del efecto del TLCAN es sobre los precios al productor primario en México. Existe una correlación directa entre los precios de importación de cebada desde Estados Unidos y Canadá y los precios recibidos por los productores mexicanos.

Los precios de exportación de la Unión Americana se ubican por debajo de los costos de producción, incurriendo en dumping en perjuicio de los productores en países en desarrollo. Sin los subsidios los productores estadounidenses abandonarían la producción de cebada. Datos publicados por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) refieren que en el año 2001 la pérdida por hectárea de cebada fue de 241.90 dólares para el promedio de todas las zonas productoras de Estados Unidos. Además, este país utiliza el Export Enhancement Program (Programa para el Aumento de Exportaciones) para subsidiar las exportaciones de cebada maltera, pagando a los exportadores una diferencia para colocar el producto a menor precio en los mercados.

En el caso de Canadá, la exportación está controlada y manejada por el Canadian Wheat Board, una comercializadora estatal que apoya el almacenamiento y organiza la exportación. Además, al verse obligado el país a abandonar los tradicionales subsidios al transporte, Canadá redobló los apoyos de tipo verde al crear nuevos centros de investigación y soporte técnico para sus productores de cebada. Por ello, aparentemente subsidia poco, pero poco nada más dentro de los esquemas de cálculo internacionalmente aceptados de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), porque ha desarrollado formas inteligentes de dominio de los mercados (organización, calidad, información, investigación, etc.), que le permiten mantener y expandir su posicionamiento.

Escenario de la coyuntura

Desde 2002 la industria cervecera de México ha mostrado preocupación por la falta de materias primas en el mercado mundial. Prolongadas sequías en Australia, Canadá y Estados Unidos y la consecuente reducción de las cosechas ponen en riesgo sus negocios. La cosecha en Canadá se redujo de 11.3 millones de toneladas a aproximadamente 7.8 en el año 2002; la producción en Australia –principal abastecedor de China– cayó de 7.5 millones de toneladas a sólo 4.6; y Alemania registró en 2002 una producción 1.5 millones de toneladas de cebada con calidad maltera, frente a una demanda de 2.4.

La demanda mundial de cebada maltera se estima en 20 millones de toneladas por año. En años normales la oferta prácticamente no deja reservas, por lo que el abasto para el año 2002 ya fue crítico, y a finales de ese año su precio rebasó la barrera de los 300 dólares por tonelada en Europa.

Ante este contexto la industria mexicana ha vuelto la cara hacia la producción nacional, buscando asegurar su materia prima mediante contratos y la incorporación de nuevas zonas productoras. La empresa Impulsora Agrícola convino con los productores comprar un mínimo de 350 mil toneladas de cebada en el ciclo primavera-verano durante los próximos siete años a partir de 2003. No obstante, la firma juega con fuego al exigir normas de calidad sin definir su propia responsabilidad para cumplir con ellas.

Política de fomento y renegociación del TLCAN

• México tiene un potencial exportador no aprovechado de la cebada maltera, malta y cerveza, que en el futuro puede incidir en forma positiva sobre la balanza comercial en su conjunto al bajar las importaciones de materias primas.
• La cerveza mexicana, por las reglas de origen, debe producirse con materias primas de México.
• La región temporalera del altiplano de México es apta para su producción, porque demanda poca agua y tiene un ciclo corto de 100 días para su desarrollo.
• La cadena agroindustrial de cebada-malta–cerveza es una importante generadora de empleo. Se estima que existen 58 mil unidades de producción en el nivel primario. Por otro lado, la industria de malta y cerveza ofreció en 2001, 24,954 empleos. Reforzar la cadena puede generar nuevos empleos.
• El gobierno mexicano al no aprovechar los márgenes negociados en el TLCAN, ampliando en forma unilateral los cupos sin cobrar el arancel negociado, desaprovechó el potencial de desarrollo, de creación de empleos y de generación de divisas de la cadena agroindustrial.
• La coyuntura de desabasto en los mercados internacionales en 2003 es una oportunidad para reconsiderar la política de fomento y para sentar las bases para el futuro desarrollo.
• Ante el hecho de que los socios comerciales de México están distorsionando el comercio mediante varias formas de subsidios, se debe insistir en una renegociación del TLCAN. Si no se dispone de los recursos para compensar a los apoyos directos e indirectos otorgados a los productores de la cebada en Estados Unidos y Canadá, y si estos socios comerciales no ofrecen fondos de compensación conjuntamente con un plan de integración económica y social de los tres países, el Estado mexicano está obligado a reconsiderar las condiciones del Tratado.

Propuestas para la renegociación del TLCAN y políticas de fomento

1. Asignar a Estados Unidos un cupo de 120 mil toneladas de cebada o malta (equivalente de cebada) en conjunto y a Canadá de 30 mil toneladas, de acuerdo con lo negociado para el inicio del TLCAN en 1994. Ninguno de los dos países pudo llenar este cupo en el año 2002: Estados Unidos exportó 107,930 toneladas y Canadá 28,518 toneladas a México en ese año.
2. Mantener el esquema arancelario del año 2001 para los volúmenes que rebasan el cupo para los socios comerciales. Eso significa un arancel de 48.6 por ciento ad valorem o 58 dólares por tonelada para la cebada maltera y 66.5 por ciento ad valorem u 80 dólares por tonelada para la malta.
3. Prohibir cualquier importación que cuente con subsidios a la exportación.
4. El esquema de protección estará a revisión en el quinto año después de su instrumentación.
5. México debe definir como precio de soporte 2,250 pesos por tonelada en términos reales, para los próximos cinco años a partir de su aceptación. El precio de soporte estará acompañado por un esquema de subsidios que fomenta la organización de los productores y cubre el gasto para la asesoría técnica. La Impulsora Agrícola ofrecerá los instrumentos necesarios para alcanzar la calidad maltera y cervecera de la cebada. Los descuentos no podrán rebasar el 15 por ciento del precio.
6. México elaborará una política de fomento de la producción primaria para generar la calidad de la materia prima para la industria cervecera y para proteger el medio ambiente:
• La investigación se concentra en la generación de nuevas variedades con calidad maltera y cervecera.
• Se creará un centro de gestión de la cadena cebada-malta–cerveza, cofinanciado por el gobierno, los estados, la Sagarpa y los productores para definir las acciones concretas de la política de fomento y para organizar: el congreso anual de la cadena, la capacitación, los análisis de mercado, los análisis de suelo de los productores, el informe de las variedades recomendadas, la organización del autoseguro, etc.

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