La piña (Ananas comosus) es un fruto originario de América con una larga tradición en nuestro país y considerada en muchos países como una fruta exótica. Es un producto tropical líder en el comercio mundial y puede ser una buena oportunidad para los productores si se cultivan las variedades que demandan los mercados internacionales.
Las frutas tropicales y subtropicales mexicanas tienen gran aceptación en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, Europa y Japón.
La piña tiene características que demanda la industria, ya que puede transformarse en jugo, concentrado de fruta o trozos y rebanadas.
El híbrido MD-2 tiene un gran éxito comercial y está siendo explotado por una de las principales empresas transnacionales estadounidenses. Entre sus características destacan su pulpa amarillo-naranja, su sabor es diferente a la variedad Cayena Lisa Tradicional y la forma de la fruta es completamente cilíndrica de hombros bien formados.
Otra variedad con preferencia en los mercados es la Champaka, ya que tiene ventajas productivas sobre la Cayena Lisa Tradicional en consistencia y densidad de fruto, contenido de azúcar, rendimiento de rodajas enteras en fábrica, resistencia al manejo poscosecha, rendimiento total, precios en el mercado internacional.
Cinco entidades concentran 99 por ciento de la superficie sembrada y cosechada: Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Nayarit y Jalisco.
De la producción nacional de piña el 95 por ciento se destina al mercado local y sólo 5 por ciento restante se exporta, ya que no se producen las variedades que demanda el mercado.
En esto último está la oportunidad para este sector. De acuerdo con un análisis financiero de la Fumiaf, la superficie requerida para entrar al negocio de la piña son 50 hectáreas, con una inversión total de seis millones 950 mil 500 pesos y una tasa interna de retorno de 45.6 por ciento.
El organismo indica que el flujo financiero se da a partir del primer año y el horizonte del proyecto es de 10 años.
Situación en México
En los últimos años, los piñeros mexicanos enfrentan problemas de comercialización, que atribuyen a las importaciones de piña industrializada subsidiada. Un análisis de la Cámara de Diputados en 2002 encontró que la participación de las importaciones en el consumo doméstico es insignificante, comparada con la producción interna. En el año 2000 se produjeron 518,521 toneladas de piña y el consumo fue de 480,833 toneladas, mientras que las importaciones ascendieron a 5,032 toneladas.
Con el incremento de precios la superficie cosechada creció en el periodo 1993-2000, al pasar de seis mil a 12,900 hectáreas, sin que se reflejara en un incremento del consumo doméstico. El excedente no logró colocarse en el mercado interno ni en el exterior, ya que la piña que se produce en México ha perdido competitividad en los mercados mundiales, sobre todo frente a los principales exportadores como Costa Rica, Costa de Marfil, Filipinas y Honduras.
