Orgánicos

El maíz, futuro generacional

Es fundamental conocer y estudiar el origen de las razas del maíz para comprender por qué se considera pilar de la alimentación mexicana

Ciudad de México, 30 de septiembre de 2020.— El maíz es el alimento de México y de muchas regiones del mundo, su conservación es un ejercicio fundamental en el Derecho a la Alimentación, pues del maíz dependen muchas familias.

Por eso, resulta fundamental conocer y estudiar el origen de las razas del maíz para comprender por qué se considera pilar de la alimentación mexicana. Aunque su origen es prehistórico, es bien sabido que el cultivo de maíz de ese entonces no es el mismo de ahora, con el paso del tiempo ha cambiado la tierra, el clima y las necesidades de la siembra y la cosecha.

Actualmente, en el país se han identificado 59 razas nativas de maíz y cada una es producto de una adaptación particular: se toma en cuenta la altitud, el relieve, la disponibilidad de agua, el tipo de suelo y la flora y fauna que se tiene alrededor. Por otra parte, derivado del cambio climático, la agricultura ha sufrido cambios significativos, teniendo que apoyarse en la ciencia y nuevas tecnologías para poder afrontarlo y garantizar la alimentación básica en el mundo.

El desarrollo de metodologías para la difusión de prácticas agrícolas sustentables, resultan indispensables, tales como la generada por el programa MasAgro de la Secretaría de Agricultura y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), por medio de la cual México hace mil 500 envíos de semillas cada año a cerca de 800 receptores en más de 100 países, mayoritariamente en desarrollo.

La experiencia y conocimientos en torno al maíz también son compartidos y retroalimentados mediante la participación del Cimmyt en proyectos a escala mundial como el Programa Global de Maíz, el Programa de Investigación del CGIAR sobre Maíz, Maíz para Colombia y el proyecto “Aceleración de las ganancias genéticas en maíz y trigo para mejorar los medios de vida”, que se desarrolla en 13 países en África sahariana y cuatro en Asia meridional.

El interés internacional para garantizar el alimento se ha vuelto una red de participación e intercambio de conocimientos para lograrlo, pues se estima que en diez años la temperatura del planeta aumente 2 °C, lo que traería sequías y condiciones inhabitables para varias regiones del mundo; lo que coloca a este proyecto en primera fila para su atención y acción inmediata.

Es urgente producir más con menos, además de lograr que los alimentos cultivados sean saludables, aunado a prácticas agronómicas con equidad e inclusión social, además de ser amigables con el medio ambiente.

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