Japón es uno de los principales países consumidores de pulpo de Yucatán; sin embargo, venderle implica cubrir ciertos estándares aún superiores a los establecidos por países europeos, explicó el gerente de control de calidad de Inpesmar1, José Francisco Kin
MÉXICO.— El mercado japonés es exigente, tiene controles de calidad muy estrictos y quiere producto fresco, grande, completo y a buen precio, coinciden las empresas certificadas de Yucatán que se dedican a la exportación de pulpo “maya” a Europa y Asia.
Japón es uno de los principales países consumidores de pulpo de Yucatán; sin embargo, venderle implica cubrir ciertos estándares aún superiores a los establecidos por países europeos, explicó el gerente de control de calidad de Inpesmar1, José Francisco Kin.
La congeladora y productora de pulpo “maya” en el puerto de Celestún, Yucatán, espera vender este año 500 toneladas de su producción a la empresa japonesa Hanwa.
Para ello debe seleccionar cada uno de los pulpos que enviará y someterlos a exámenes a veces de tipo casero que aplican los japoneses, explicó Kin.
“Es químico”, dijo el japonés enviado por Hanwa a Celestún, Yucatán, a verificar la frescura y tamaño del producto que este año comprará la empresa a Inpesmar1.
El “químico” del que habla es un polvo con consistencia de sal, de color rosa y aroma a vinagre que espolvorea en diez ejemplares que seleccionó al azar de la producción que enviará Inpesmar1 a Japón.
Los moluscos recién capturados en la costa de Celestún debe pasar la prueba que acredite que están frescos; no se les vende producto que lleve días congelado, explicó Francisco Kin.
La evaluación comienza cuando el japonés toma los pulpos, los pesa y toma nota de que las tallas que indican las bolsas donde están empacados correspondan a los pesos establecidos.
Los especímenes contenidos en las bolsas tienen leyendas como talla “T-4” y “T-3”, cuyos pesos debe oscilar entre dos mil y mil 500 gramos.
Para la prueba siguiente el japonés, apoyado por dos empleados de la congeladora, vierte el “químico” y sal a los pulpos y luego los agita fuertemente de 15 a 30 minutos, hasta que el producto “se infle”.
José Francisco Kin explicó que con esa valoración los tentáculos del pulpo van adquiriendo grosor poco a poco, y lo que pretenden es verificar que sí está fresco, con músculo, no congelado y lleno de agua.
El enviado por la empresa Hanwa se negó a revelar qué tipo de “químico” es el polvo color rosa y sólo comentó: “Japón cuida color rosado, le gusta.”
Sin embargo, la valoración sobre la calidad no terminó ahí. Se trasladaron a uno de los restaurantes del puerto, donde los pulpos “inflados” fueron colocados durante dos minutos y medio en agua hirviendo.
“Tiempo para comprobar calidad”, dijo el experto nipón al sacar los pulpos rosados, inflados y con apariencia agradable. “Ese le gusta a Japón”, reitera.
La prueba parece concluida, pero sigue anotando observaciones en su libreta y comenta a personal de Inpesmar1 que el pulpo es “de calidad”.
El mercado japonés no acepta un pulpo que le falte un tentáculo ni que tenga tamaño mediano, sólo compra grande, lo que no sucede con países de Europa como España, Italia y Grecia, afirma Francisco Kin.
Por ello, no todas las empresas se animan a vender a Japón, subrayó Maricela Villanueva, personal de control de calidad de la pesquera y congeladora Atlántida, asentada en el municipio de Progreso, Yucatán.
Japón exige mucho, verifica el producto y paga igual que los países europeos que te compran el pulpo de todas las tallas; por eso Atlántida, agregó, prefiere vender a Italia y Francia, países que en su mayoría se han llevado su producción.
La producción total de Inpesmar1 en 2006 fue comprada por Hanwa; en 2007 la adquirió la también empresa japonesa Marlha; en tanto, en 2008 exportó 50 toneladas a países como España, Italia y un poco a Japón.
Este año espera vender 500 toneladas a Hanwa, que además de verificar su calidad en la planta, el precio a veces no es tan bueno, admitió Francisco Kin.
Fuente: Notimex
