Análisis

Norman Borlaug: la revolución contra el hambre

El derecho moral a la alimentación

Su conferencia Nobel La Revolución Verde, la Paz y la Humanidad, dictada el 11 de diciembre de 1970, muestra al doctor Borlaug como un gran científico pero sobre todo como un profundo humanista. En su discurso, sentencia que “la civilización, como se conoce hoy en día, no podría haber evolucionado sin un suministro adecuado de alimentos.

“Luego del brumoso pasado del Mesolítico se dio paso al Neolítico, donde aparecieron los más exitosos inventores y revolucionarios que el mundo jamás ha conocido. Domesticaron todos los cereales, leguminosas, raíces, tubérculos y animales que continúan siendo nuestra fuente de alimento. Hace nueve mil años, en las estribaciones de los montes Zagros, el hombre se convirtió en agricultor y criador, dando lugar a la especialización del trabajo y sentando las bases de la agricultura moderna y de hecho de todas las civilizaciones.

“Exorcizó el terrorífico espectro del hambre, aquel asentado en la Biblia. Así pues, el Señor dijo: El grano se pudrió debajo de sus terrones, los graneros están desolados. Porque alimentarse es un derecho moral y justo. Si deseas la paz, prepara la justicia, pero al mismo tiempo, cultiva los campos”.

Su designación al Nobel, explicaba Borlaug, simbolizaba el papel vital de la agricultura para la paz. “Yo soy sólo un miembro de un vasto equipo compuesto por muchas organizaciones, miles de científicos y millones de campesinos, en su mayoría pequeños y humildes.”

La “revolución verde”, término utilizado para describir el aumento espectacular de la producción de cereales, era considerada por su creador como una expresión “prematura y optimista”, que daba la impresión de rendimientos en la totalidad de los cultivos en vastas zonas, implicando incluso que todos los agricultores se beneficiarían de su avance.
Sin embargo, el doctor Borlaug advirtió que los cultivos favorecidos eran trigo, arroz y maíz en zonas de regadío, además de que dicha revolución tendría un significado completamente diferente entre naciones.

En las industrializadas, gigantes de los excedentes agrícolas, sus residentes han olvidado el significado de la oración “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Peor aún, la población urbana a menudo critica a gritos a su gobierno por tratar de equilibrar la producción con la demanda del mercado, intentando ofrecer al consumidor un suministro abundante de alimentos a bajo costo y a su vez garantizar un beneficio razonable para el agricultor y ganadero.

Con un marcado contraste, en los países olvidados persistía una agricultura de subsistencia. La tierra presentaba agotamiento de nutrientes y estaba erosionada. Para millones de desfavorecidos, el hambre era un compañero constante. Sin embargo, para éstos “la revolución verde parece un milagro que ha generado una nueva esperanza en el futuro”.

La revolución verde no fue un golpe de suerte o un accidente de la naturaleza. Su éxito se basa en investigaciones sólidas, y Borlaug pone de ejemplo a México, donde fueron diseñadas y criadas las variedades de trigo de alto rendimiento inherentes a una nueva tecnología de producción, que su vez implicó su transferencia a otros países como Pakistán y la India.

Además, para estas nuevas tecnologías se diseñó una campaña de aplicación que demandó una buena política económica gubernamental, la cual aseguraba al productor un precio justo por su grano, disponibilidad de los insumos y acceso a crédito. En conjunto, estos incentivos y la estrategia se convirtieron en la base de la evolución de la revolución verde, que constituyó un acontecimiento de importancia tanto científica como social.

El grano de alto rendimiento y sus variedades fueron los catalizadores, el fertilizante fue el combustible y la mecanización aceleró este avance en la producción. El método tradicional con bueyes, era insuficiente para la trillar el aumento del volumen de trigo. Al producir y vender trilladoras, se evitó que hubiera pérdidas de las cosechas y se abrieron nuevos puestos en muchas industrias.

Al sustituir a las bestias, éstas fueron liberadas para su uso en la preparación oportuna de la tierra. Millones de agricultores que cultivaron con éxito las nuevas variedades aumentaron sus ingresos. Y esto estimuló el rápido crecimiento de la agroindustria mediante el aumento de la demanda de fertilizantes, bombas, maquinaria y otros materiales y servicios.

Comentarios

comentarios

Siguenos!

Países que nos están viendo


Suscribete al Boletin