Análisis

Ingeniería biogenética en la agricultura Riesgos y oportunidades

Por: Jacqueline Schoch*
Foto: Especial

La extensa literatura publicada acerca de la discusión sobre si la ingeniería biogenética/biotécnica es o no conveniente a la sociedad, se ha basado fundamentalmente en dos criterios generales: que es conveniente, porque ofrece nuevas posibilidades para resolver los problemas globales de alimentación y nutrición, y que es perjudicial, porque sólo conviene a los intereses de un puñado de empresas transnacionales, además de que los cultivos genéticamente modificados representan un “peligro”, en virtud de que sus efectos colaterales no han sido debidamente analizados.

Existen amplias referencias que justifican o condenan a la ingeniería biogenética aplicada a la agricultura. Lamentablemente, al adoptar posiciones cerradas en torno a este tema, o bien se corre el riesgo de desestimar los peligros que esta nueva pauta agrícola representa, o se pueden estar menospreciando nuevas posibilidades de aportar soluciones de mejora para ciertos cultivos o retos en la agricultura.

Sin embargo, hay distintos puntos de vista sobre la ingeniería biogenética aplicada al campo, así como alternativas biosustentables propuestas por diversos autores que permiten enriquecer con datos concretos nuestro conocimiento sobre el tema.

Muchas críticas vertidas respecto de los cultivos transgénicos no necesariamente constituyen contradicciones entre sí. Por ello, es necesario que los distintos grupos involucrados y responsables de los temas de suficiencia alimentaria, converjan en un escenario menos polarizado y más útil para encontrar modelos agroecológicos que brinden soluciones viables a la diversidad de problemas del campo.

Hay quienes ven en la ingeniería biogenética la posibilidad de generar suficiente alimento para ayudar a combatir el hambre de millones de seres en el mundo. Sin embargo, es indispensable comprender que hoy en día se produce suficiente alimento, y que grandes cantidades no sólo se echan a perder, sino que además son destruidas intencionalmente para controlar su precio.

Si en muchos países mueren millones de personas de hambre es por carencia de dinero para comprar el alimento, o por falta de acceso a la tierra en la que puedan encontrar su propio sustento.

Al menos una séptima parte del mundo padece de hambre, y una cuarta parte de ese porcentaje son niños. Por encima de las soluciones que pudiera generar cualquier esfuerzo en el campo de la investigación y el desarrollo, se requiere de una equidad política y estructuras económicas relativas a la tierra y al comercio, en combinación con el cuidado para evitar la degradación ecológica, a fin de resolver que la población más pobre cuente con los medios necesarios para comer.

Los críticos de la ingeniería biogenética sostienen que ésta debilita a los sistemas agrícolas locales y representa una amenaza para los campesinos que se hacen dependientes tanto de las semillas que las grandes transnacionales comercializan, como de pesticidas y fertilizantes cuyos precios cada vez aumentan más.

La fuerte competencia de importaciones altamente subsidiadas por regiones como la Unión Europea y Norteamérica, así como la eliminación de subsidios al agua y a la energía, contribuyen a que los campesinos, desprovistos de suficientes recursos para adquirir los insumos necesarios, se vean obligados a buscar otros medios de subsistencia, y en los segmentos más pobres migrar a las urbes. De tal forma, su modo de subsistencia natural se modifica y se hace dependiente de los salarios marginales que logran obtener en el subempleo citadino.

Así, caminar hacia la seguridad alimenticia debe considerar políticas que incrementen la posibilidad de que las familias agrícolas ejerzan local y regionalmente el control sobre su producción, distribución y comercialización de alimentos.

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